Darle 75 puñaladas y golpear con una mancuerna a alguien hasta destrozarlo, no es considerado un delito tan importante si uno lo comete alcoholizado.
Para los jueces fue una actitud negligente, argumentando que no era consiente de sus actos.
El hombre tenía 2,43 gramos de alcohol en sangre. Suficiente para lograr un estado de inconciencia plena o sueño profundo.
Sorprende entonces que haya apuñalado a la mujer 75 veces, haya pedido ayuda a los vecinos y finalmente haya intentado suicidarse.
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