


Se temió el fin del mundo -que bíblico un fin del mundo así. Hubiera estado bueno- , también un incendio forestal en los alrededores de la ciudad -un temor mas lógico-, pero al final era una tormenta de arena roja procedente del desierto. No obstante, ni fin del mundo ni incendio forestal, la nube de arena causó grandes inconvenientes en la ciudad. En algunos lugares, la visibilidad no superaba los tres metros.
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