
35 años después de haber sido condenado a prisión perpetua, un hombre pudo demostrar que había sido inocente de la violación de un nene. El menor declaró que su victimario tenía un bigote y quemaduras de un lado de la cara. igual que él.
Cuando lo condenaron, en 1974, tenía 19 años. Ahora con 54 dice no estar enojado con Dios.
Los años perdidos no te los devuelve nadie. Estudia.
Bendito ADN.
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